E. J. B. CORRESPONSAL
LONDRES. Para ser una disputa matrimonial muy subida de tono, que todo acabara con Heather Mills tirando un vaso de agua sobre la cabeza de Fiona Shackelton, abogada de Paul McCartney, probablemente tampoco es para tanto. Fue el gesto de rabia de la antigua modelo al no poder arañar el lunes más que 31 millones de euros al ex beatle en su divorcio y saber que el juez haría públicas al día siguiente sus apreciaciones sobre el caso. En éstas, el juez calificó ayer a Mills de malintencionada, mientras que alabó la honestidad y el equilibrio de McCartney.
Las fotos de Shackelton, al entrar y al salir el lunes del Juzgado, mostraban ayer en todos los diarios británicos el efecto del remojón propinado por Mills, considerado como un reconocimiento de que las cosas no le habían salido tan bien como esperaba. Además, Mills no consiguió ayer parar la publicación de la valoración del juez, quien desveló que los testimonios dados por ella «no sólo fueron inconsistentes e inexactos, sino también menos que cándidos». Según el juez, McCartney «se expresó moderadamente aunque en ocasiones con una justificable irritación, si no rabia. Fue consistente, exacto y honesto».
Según la modelo, su oposición a la publicación del dictamen se debía a que «la sentencia involucra temas de la seguridad privada de mi hija», sin embargo perdió también esta batalla. Entre algunos de los testimonios que aparecen redactadas en el auto están las palabras del intérprete de «Yesterday» en las que hablaba sobre su matrimonio: «Creí que era para toda la vida y que ponía todo en un nivel muy diferente. Dejamos de utilizar métodos anticonceptivos la noche en que nos casamos, pues ninguno de los dos contemplaba tener un matrimonio sin hijos».
También se detalla la queja de Mills, asegurando que McCartney intentó limitar su carrera. «El dictaba qué podía hacer y qué no», declaró.
Fuente ABC.ES
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