El cosmos rockeó en Liniers, a través de dos horas y media de música y recuerdos.El estadio de Vélez estaba colmado por un público variado y de todas las edades, incluyendo muchos padres con sus hijos. El denominador común era la expectativa por ver si realmente esta nueva versión de Queen con Paul Rodgers iba a estar a la altura de su propia leyenda. Tras generosas dos horas y media de un show que pasó por todos los climas, ritmos y emociones, podemos decir que lo consiguieron.
Fue un verdadero viaje a través del tiempo, pero con la mirada puesta en el presente. Quizás el desafío más importante que enfrentan estas verdaderas instituciones del rock británico, es demostrar -tanto al público como a sí mismos- que son una entidad musical con vigencia para los tiempos que corren, y no un simple (y redituable) trip nostálgico. Tanto su nuevo álbum, The Cosmos Rocks, como el show que lo respalda, son apuestas en ese sentido. Una apuesta que, a juzgar por lo visto y oído, tienen todas las chances de ganar.
Queen + Paul Rodgers brindan un show épico, ambicioso, lleno de sorpresas, por momentos desconcertante, con grandes picos y algunos baches. Tras las imágenes de un viaje por el cosmos que finalmente desemboca en la tierra, aparece el grupo -que en vivo es un sexteto, incluyendo además de Rodgers en voz, Brian May en guitarra y Roger Taylor en batería, a tres excelentes sesionistas, Philip Edney en teclados, Daniel Miranda en bajo y James Moses en guitarra-, abriendo con "Hammer To Fall". Viene una primera tanda de clásicos de Queen, como "Tie Your Mother Down", "Fat Bottomed Girls" y "Another One Bites The Dust". A la altura de los temas siguientes, "I Want It All" y "I Want To Break Free", quedan claras las características de esta nueva formación: Rodgers adapta los temas a su estilo, sin intentar reemplazar a Mercury. Esa garganta con el tono raspado del R&B británico, que se coserva en asombrosa forma, reinventa las canciones de una forma que las torna más rockeras, sin desnaturalizarlas. Para afirmar el sonido clásico de la banda, ahí estan las armonías vocales ¬estupendamente reproducidas en vivo-, la guitarra de May con su inconfundible sonido de violín, y la potente batería de Taylor. Las imágenes, en la enorme pantalla ubicada atrás del escenario, forman parte integral del espectáculo, mientras que dos pantallas más chicas a los costados, reproducen lo que sucede en escena.
"C-Lebrity" y "Surfs Up Schools Out!" entregan la primera dosis de temas nuevos, antes que May -que habló en un primitivo pero entendible castellano durante toda la noche- dijera "¡Finamente estamos aquí! Para mí y para Roger es como un sueño, gracias por traernos" para luego presentar a Paul Rodgers, que apareció con una acústica interpretando un gran tema de Bad Company, "Seagull".
Fue el inicio de un set con participaciones más o menos solistas, donde pasó de todo: May cantando "Love Of My Life" con su guitarra de 12 cuerdas y el acompañamiento del público, Taylor haciendo "39" con guitarra, contrabajo y acordeón, creando un clima de pub, para luego brindar un solo de batería insólito, que incluyó una parte con los palillos tocando sobre las cuerdas del contrabajo, y otra donde empieza tocando solamente bombo y hi hat, mientras los plomos le van agregando progresivamente más cuerpos a la batería hasta completarla. Luego viene una excelente "A Kind of Magic", la casi kitsch "Palabras de Amor" (dedicada al público), más temas nuevos -"We Believe", "Say It´s Not True"- y una gran versión casi heavy de "Feel Like Making Love", de Bad Company, mientras en la pantalla desfilaban fotos de Paul junto a esa banda en los 70. Después, una parte floydiana con un extenso solo de May, donde desfilaron temas como "Last Horizon" y "Bijou", con imágenes cósmicas de fondo, y hasta una breve aparición de Freddie desde la pantalla.
Finalmente llega la última parte, con una nueva andanada de hits, como "Under Pressure" -que introdujeron diciendo "esta canción es un símbolo de paz"-, "Radio Gaga", "Crazy Little Thing Called Love" y "Show Must Go On", que por supuesto, cobra una resonancia especial en vista de las circunstancias. Para terminar, "Bohemian Rhapsody" adquiere un caracter surreal, mezclando a Freddie interpretándolo en pantalla con el grupo tocándolo en el escenario, hasta que por momentos se hace difícil discernir realidad de fantasía, presente y pasado. Realmente es un efecto muy logrado, y sin caer en golpes bajos.
La parte los bises es apoteótica: "Cosmos Rocks", gran rock and roll del nuevo álbum, "All Right Now", el extraordinario tema de Free, con May reproduciendo exactamente el solo del guitarrista original, Paul Kosoff, "We Will Rock You" y "We Are The Champions", que también recibe una sugestiva vuelta de tuerca, al ser interpretada por todos los músicos con la camiseta argentina, incluyendo a Brian con la del 10 (¿será la que le regaló Diego en el 81?). Queen siempre fue una extraña mezcla de melodrama, ópera, pastiche, kitsch, rock and roll y grandes canciones. La tradición continúa.
Por Claudio Kleiman by RS
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