¿Se oxidan los héroes metálicos?
Los héroes del heavy metal. (ARCHIVO).
A cuarenta años de los primeros discos de heavy, algunos de los fundadores del género cumplen 60: Robert Plant (Led Zeppelin),Tony Iommi y Ozzy Osbourne (Black Sabbath) y Alice Cooper.
Los señores del umbral del dolor acústico se hacen mayores. Este año toca celebrar los 60 años de Alice Cooper (4 de febrero), Tony Iommi (19 de febrero), Robert Plant (20 de agosto) y Ozzy Osbourne (3 de diciembre). Cuatro tipos de genialidad acaso discutible, pero de una ferocidad musical por encima de dudas. Están enlazados no sólo por el año de nacimiento (1948), sino por la brusquedad incólume del estilo musical por el que pasarán a la historia, el heavy metal.
Los cuatro forman parte de la rama dorada de los hijos del ruido, gente nada preocupada por sensiblerías. Alice Cooper, el único estadounidense del cuarteto de sesentones, llevó el vaudeville grotesco a los escenarios, paseó su boa constrictor por medio mundo y, antes de convertirse en un fanático conservador, simulaba electrocuciones y lanzaba pollitos vivos sobre el público.
Robert Plant era la voz y la entrepierna de Led Zeppelin, el cuarteto que durante los setenta aterraba a los promotores, destrozaba hoteles, se llevaba a la cama a todas las groupies y flirteaba con los cultos satánicos.
Alice Cooper.Finalmente, Iommi (guitarra) y Osbourne (voz y visiones) formaban la médula de Black Sabbath, los invocadores de misas negras y quizá los mejores y más imitados músicos de todos ellos.
Un hombre con mallas
Pese a la indignidad de algunas jubilaciones –ahí están Deep Purple intentando aprovechar hasta las heces su menguante inspiración–, lo cierto es que nadie ha podido con el heavy, ni los años ni las modas ni las vidas disipadas de algunos de sus referentes.
Extendido en inacabables y con frecuencia intercambiables subgéneros que sólo distinguen los iniciados (underground, trash, black, doom, gothic, nu...) y a pesar del carácter de meros saltimbanquis sudorosos de algunos de sus intérpretes, el heavy mantiene la categoría imperativa de los inicios: quien digite más rápido gana; los auténticos somos nosotros; un hombre con mallas es admirable; hablemos de hadas con botas altas... Más que ningún otro de los credos roquistas, éste no admite discusión: o heavy o muerte.
Aunque la expresión tiene cuna literaria –el personaje Uranian Willy, The Heavy Metal Kid de la novela The Soft Machine (1961), del escritor yonqui William Burroughs–, el linaje musical de la poderosa y simple fórmula del heavy metal se asienta en los riffs disonantes y pertinaces de canciones como You really got me (The Kinks,1964). Unos pocos años después, en 1968, hace ahora cuatro décadas, los canadienses Steppenwolf utilizan por primera vez la expresión en la letra de Born to Be Wild: "like heavy metal falling from the sky" ("como metal pesado cayendo del cielo").
Fagocitados ahora como cultura popular eurovisiva y disfraz de Halloween –juego que siempre aceptaron con una simpleza que les ennoblece–, los primeros grupos de heavy metal asustaron a los tardo-hippies. El debut de Led Zeppelin (1969) era violento, distorsionado y anunciaba los tiempos por venir de muerte, drogas duras y egoísmo. El de Black Sabbath (1970) jugaba con una llama más negra: estaba basado en el tritono melódico, prohibido en la música sacra porque su intervalo permitía colarse al diablo.
Estereotipo animal
Si de cantidad se trata, el heavy ha envejecido con éxito: alguna enciclopedia canónica contabiliza más de 5.000 bandas con disco. Si hablamos de música, el primordial animalismo del género se ha quedado en simple estereotipo. El núcleo duro de Black Sabbath es un buen ejemplo: Osbourne es un payaso repartiendo lástima y el mago Iommi vende por Internet métodos para aprender a tocar la guitarra.
Momento decisivo - 25 de septiembre de 1980 La muerte de bonzo
John Bonzo Bonham también hubiese cumplido 60 años en 2008, pero el gusto inmoderado por el vodka le llevó a la tumba prematuramente. Fundador de Led Zeppelin, su estilo tocando la batería (robusto y salvaje) creó escuela. Es venerado por los raperos, que no dejan de robarle bases rítmicas.
El aforo de un estadio en la cabeza
"Sigo escuchando voces en mi cabeza. Tengo el jodido aforo de un estadio de fútbol diciéndome cada día lo que debo hacer". Hace unos meses, Ozzy Osbourne explicaba así su locura. Ha sido mucha, honda y la ha exhibido sin vergüenza. Su disfuncionalidad (y la de su familia) fue Heavy metal.diseccionada entre 2002 y 2005 por la cadena televisiva MTV en un reality show que bordó la más descarnada autocrueldad y que, aun así, tuvo una audiencia media de ocho millones de espectadores.
Una peli
‘Heavy Metal’. Docenas de dibujantes de la revista de cómics del mismo título para un hit de la animación, con banda sonora de Nazareth, Grand Funk Railroad... Otra prueba de la indigesta imaginería heavy: brujos de toda catadura y, que nunca falten, amazonas de enormes pechos. * G. Potterton y J.T. Murakami. Sony, 1995. 20 1.
Vol 4 heavy metal.Un disco
‘Vol 4’. Quisieron bautizarlo como su alimento casi único por entonces, ‘cocaína’. La discográfica se lo prohibió, pero no pudo evitar una canción sobre la ceguera blanca (Snowblind). El álbum más duro de la banda más dura. Todavía sigue sonando poderosamente joven y vital. Emulado como un bucle infinito por aprendices de tres al cuarto. * Black Sabbath. Wea, 1972. 10 1.
Un libro
‘Crónicas de Elric’. El británico Michael Moorcock (1939) ha colegueado con algunos grupos de heavy (Hawkwind, donde tocaba el bajo Lemmy, el líder de Motorhead). En la saga de Elric (seis novelas) desarrolla la mitología de espadas curvas, demonios alados y niebla que tanto gusta a los fanáticos del metal. * Michael Moorcock. Edhasa. 21,5 1 cada tomo.
JOSÉ ÁNGEL RODRÍGUEZ. 10.07.2008
jueves, 10 de julio de 2008
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